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lunes, 3 de junio de 2013

Mi hermana Julia está loca

MI HERMANA JULIA ESTÁ LOCA 
de LEANDRO WOLKOVICZ

CUENTO GANADOR DEL 3° PREMIO CATEGORÍA EGB 
CONCURSO LITERARIO INFANTIL 
X FERIA DEL LIBRO DE SANTA FE - 2004

Mi hermana Julia está loca, yo siempre lo dije.
¿A quién se le ocurre tener un novio por semana? 
Sólo ella, ya lo sé.
Pero igual todos dicen que es normal con la edad que tiene. 
Para mí, ninguna edad es normal para hacer lo que ella hace, pero si le gusta...
Una cosa que me molesta es que cada vez que invita a mi casa un novio nuevo, es siempre la misma historia: Julia les dice a mis papás que el chico va venir a tomar unos mates el domingo, pero al final, se pelea con él, el jueves o el viernes.
Finalmente rompió su rutina con el novio de hace tres semanas.
Yo acababa de llegar de la escuela, pasé por delante de la cocina y escuché que mi hermana les decía a mis papás:
- Se llama Tomás. Es alto, rubio, de ojos verdes...
Y viendo la cara que ponían agregó:
- Vive con su familia, no tiene antecedentes jurídicos, trabaja en un supermercado, estudia Ingeniería en Alimentos...
-¡Qué bien! - dijo mi mamá - por fin un chico responsable
- Me alegro que les guste - contestó Julia - ¿Qué tal si lo invito a cenar? ¡Mejor así lo conocen! - y corrió al teléfono
Mi mamá se puso pálida, no esperaba esa respuesta.
Yo también me hubiera sorprendido: parecía que iba a ser una semana como todas, pero en realidad, por fin iba a conocer uno de los novios temporales de su hija!
Mi papá por su parte se quedó mudo, yo nunca lo había visto así.
Hasta hubiera jurado que le temblaban los dientes.
A la noche, Julia se puso histérica y empezó a gritar que no quería que hiciéramos nada vergonzoso y que actuáramos como una familia "normal"
Como a las nueve llegó Tomás, que era más o menos como Julia lo había descripto pero con más cara de tonto.
La primera (pero no la única) metida de pata fue por parte de mi mamá, que se resbaló con una bladosa suelta y derramó la mitad de la fuente con arroz a la cubana encima de Tomás. 
Julia no sabía donde meterse.
Por suerte el arroz no estaba muy caliente, porque sino, no me quiero imaginar lo que hubiera pasado.
Mi papá para entrar en confianza empezó a hablar de fútbol:
-¡Habría que felicitar a Boca por tener dos campeonatos en una sola semana!
Julia de repente se puso colorada como un tomate y dijo con un hilito de voz:
-Papá... Tomás es de Boca.
Ya no hay más nada que agregar. 
Empezó a haber un silencio de esos con olor a incomodidad. 
Mi papá también se puso colorado, pero no volvió a salir el tema.
Después comenzó un poco de tranquilidad y siguieron las conversaciones coherentes y aburridas en las que yo no me metí, hasta la hora del postre.
Mi mamá fue a buscar a la cocina el postre que le sale tan rico y que sólo hace en ocasiones especiales: la tarta de frutillas. 
La cortó en partes iguales y nos dio una a cada una.
Cuando Tomás comió el primer bocado de tarta, empezó a toser sin parar.
Yo cerré los ojos, ya me imaginaba lo que había pasado y no quería mirar.
Recién los abrí cuando dejé de escuchar tos.
Después me contaron que Tomás es alérgico a la leche, componente esencial de la crema chantilly que recubría la tarta.
Cuando todos terminamos de comer postre, nos despedimos de Tomás en la puerta de mi casa.
Dos días después escuché que Julia le decía a mi mamá que había cortado con Tomás porque creía que no era el adecuado para ella.
Al final, yo tenía razón: ¡mi hermana Julia está loca!

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