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miércoles, 23 de mayo de 2012

El romance del príncipe y la princesa


Todos conocen seguramente la historia clásica de la princesa que de una forma u otra se casa con el príncipe pero y si en lugar de eso...
           
La boda sucedió sin sobresaltos pero luego del evento, los recién casados juntos, se encuentran solos en una habitación:
- Mi príncipe – dice la princesa
- Mi amor, sin formalidades, decime Lucas, me gusta más – responde él
- Tengo algo que decirte – le dice un poco dudosa
- ¿Qué? Sabés que podés decirme todo.
- Bueno...sin vueltas – se saca una peluca y dos frutas (que no comieron) del pecho y dice:
- ¡Soy hombre!
Él no dijo nada, se quedó mirándolo, en silencio.
- Yo iba a decírtelo, hice ésto porque necesitaba plata... además me parece que sos muy bueno y...
-¿Por qué no me dijiste!! – lo interrumpe el príncipe cuando por fin pudo hablar.
- Ya te dije que necesitábamos el dinero
- ¿necesitábamos... quiénes?
- Yo y mi familia, pero en serio... sos una genial persona yo... te amo y vos?
- Sí, yo también, hombre o mujer sos siempre la misma persona, una persona que amo.

Dentro de la habitación nunca se supo qué pasó, a los ojos del reino ellos siguieron casados, él y ella  vivieron felices y comieron perdices.
           MAIA

POR QUÉ LAS GALLINAS NO SON CARNÍVORAS


Todo comenzó hace mucho tiempo cuando las gallinas eran carnívoras y comían pocas cosas, ratones, cuises y pescados.
 A medida que pasaba el tiempo  empezaron a comerse cosas mas grandes como: liebres, o Bambis, etc… Y encima iban en grupos cada vez más grandes.
 Toda la gente se asustaba de ellas, porque también mataban nenitos chiquititos, y encima se extinguían los animales por culpa de las gallinas.
Hasta que un día, andando un par de gallinas por el bosque, encontraron ¡el vellocino de oro!
Las gallinas  vieron ese pelaje dorado. Y se imaginaron ¡la carne de ese animal!
Por supuesto lo empezaron a correr.
Tardaron dos días en cazarlo. Y lo lograron porque  mientras lo corrían, otras gallinas se dieron cuenta y también fueron a correrlo, y como se juntaron muchas gallinas lo alcanzaron.
Entonces el dios Poseidón que creó el vellocino de oro se enojó tanto que no dudó y convirtió a todas las gallinas en herbívoras,  les puso un pico pequeño, también sin dientes para que no comieran carne nunca más.