Mujer que ama
Él citó a
Canetti, dijo:
“la felicidad, ese despreciable objetivo vital de los
analfabetos”.
Ella se encogió de hombros, lo amaba, admiraba su desapego de
todas las formas de consuelo, su obstinación en desmantelar las trampas, su
afán por ser en la verdad absoluta.
Pero pensaba que la felicidad bien
valía el analfabetismo.
Raúl Brasca realiza colaboraciones para ADN revista de cultura del diario La Nación
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