Todos conocen seguramente la historia
clásica de la princesa que de una forma u otra se casa con el príncipe pero y
si en lugar de eso...
La boda sucedió sin sobresaltos pero
luego del evento, los recién casados juntos, se encuentran solos en una
habitación:
- Mi príncipe – dice la princesa
- Mi amor, sin formalidades, decime
Lucas, me gusta más – responde él
- Tengo algo que decirte – le dice un
poco dudosa
- ¿Qué? Sabés que podés decirme todo.
- Bueno...sin vueltas – se saca una
peluca y dos frutas (que no comieron) del pecho y dice:
- ¡Soy hombre!
Él no dijo nada, se quedó mirándolo,
en silencio.
- Yo iba a decírtelo, hice ésto
porque necesitaba plata... además me parece que sos muy bueno y...
-¿Por qué no me dijiste!! – lo
interrumpe el príncipe cuando por fin pudo hablar.
- Ya te dije que necesitábamos el
dinero
- ¿necesitábamos... quiénes?
- Yo y mi familia, pero en serio...
sos una genial persona yo... te amo y vos?
- Sí, yo también, hombre o mujer sos
siempre la misma persona, una persona que amo.
Dentro de la habitación nunca se supo
qué pasó, a los ojos del reino ellos siguieron casados, él y ella vivieron felices y comieron perdices.
