Sandra estaba comenzando con los preparativos para sus vacaciones.
Su trabajo era muy agotador.
Justo cuando compró los pasajes le avisaron que tenía solamente una semana y además, a su regreso tenía que presentar un trabajo muy importante para el lunes próximo.
- No importa - pensó Sandra – me voy una semana y listo.
Al llegar a Mar del Plata, se dio cuenta de que le habían robado la bikini.
- Me compro una y listo – pensó
Se compró una en oferta, muy linda. Le quedaba muy bien.
Era una mañana de sol radiante y quiso aprovecharla.
Bajó a la playa. En ella todos la miraban, sobre todo un jovencito rubio, que se acercó y charlaron un rato.
A la nochecita, él la invitó a una pequeña fiesta cerca del mar. Con un poco de miedo ella aceptó.
Se pusieron a bailar. A la medianoche apareció en la fiesta una joven que se acercó al acompañante de Sandra y lo besó.
Sandra comprendió que ella era la novia.
Él se despidió de Sandra y se fue con la muchacha.
Una lágrima resbaló por la mejilla de Sandra, luego otra y otra, hasta que se tuvo que ir de la fiesta.
A la mañana siguiente, no tenía ganas de ir a la playa, por miedo a encontrarlo. Pese a todo bajó.
En la playa, el joven no estaba.
Al atardecer lo vio.
Estaba con su novia, discutiendo.
De pronto la novia le pegó una bofetada y se fue.
Él se sentó en una piedra y se puso a llorar.
Sandra se acercó al muchacho que ya había dejado de llorar.
- Hola – le dijo Sandra - ¿ella era tu novia? – le preguntó.
- Si, ERA… ya no lo es- respondió.
Sandra sonrió. Luego dijeron al unísono:
- ¡Te amo!
Los dos abrieron los ojos asombrados.
Desde ese día fueron novios.
Él la ayudó a terminar el trabajo pendiente.
Como vivían en la ciudad su romance continuó.
Me parece que mañana se van a casan…
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